Entre ayuda humanitaria y batalla cultural – Venezuela

*Compartimos un artículo interesante, que aún no hemos analizado, pero invitamos a que quienes lo lean también lo hagan mientras hacemos nuestro análisis lo más prnto posible.

febrero 27, 2019

La imagen es Satirización del conflicto geopolítico que más está llamando la atención de medios y gobiernos a nivel internacional, entre quienes buscan el fin del gobierno de Nicolás Maduro -tanto por la vía pacífica como la conflictiva- y quienes aseguran que Venezuela tiene un gobierno legítimo democráticamente.

Nicolás Maduro sabe que las chances de que el contrapoder que encarna el presidente interino Juan Guaidó se imponga a su aparato hegemónico, militar y de seguridad que lo sostienen crecería con cada camión con ayuda humanitaria que ingrese en territorio venezolano.

El mandatario bolivariano Nicolás Maduro sabe que las chances de que el contrapoder que encarna el presidente interino Juan Guaidó se imponga a su aparato hegemónico, militar y de seguridad que lo sostienen crecería con cada camión con ayuda humanitaria que ingrese en territorio venezolano.

Hasta ahora, el gran problema que tenía la oposición venezolana radicaba en que todo lo que el polo democrático hacía contaba con legitimidad, pero tenía un déficit de eficacia palpable: movilizaba miles de personas en las calles pero no amenazaba el orden que el régimen defendía a base de plomo y palos. De hecho, la oposición podía contar con apoyo externo -como los gobiernos de Duque, Macri y Piñeyra-, pero no uno suficientemente poderoso como para aislar al régimen y amenazar su supervivencia.

Durante el último tiempo, Maduro y los suyos apostaron a que la movilización popular podría hacerlo tambalear pero nunca lo haría caer, y que la solidaridad de las democracias de la región con la oposición se volviera frecuente, pero a medida que surjan problemas internos cada presidente se ocuparía de sus asuntos, restándole prioridad al gobierno venezolano.

Ante esto, la entrada de la ayuda humanitaria es la vía escogida para torcer ese destino y corregir la desventaja con que corren los disidentes venezolanos: les permitiría conectar el apoyo de las democracias desde fuera con la movilización desde adentro, para que fueran las fuerzas de seguridad las que quedaran sometidas a un test de eficacia.

Debido a esto, el anuncio del máximo exponente de la oposición actual, Juan Guaidó, al manifestar que algunos camiones lograron romper el cerco en la frontera con Brasil fue trascendental. Dicho hecho demuestraría que los militares chavistas están fallando en sus funciones (o quizás algo peor: están conspirando contra el líder). Ahora hay que ver si la evidencia de ese fracaso se impone como un patrón común y se multiplica, y a qué velocidad. O, por el contrario, si dicho acontecimiento fue una anomalía y no un patrón propenso a reiterarse con el correr de los días. Es por eso que lo que lo que acontezca en las próximas semanas será decisivo. Si uno de los bandos se equivoca o cede, su destino quedará marcado.

Mientras tanto, también los artistas hicieron lo suyo. El Venezuela Aid Live fue una iniciativa histórica en el continente, no sólo por su asistencia (la cual rondaría en unas 300.000 personas) sino porque pone en jaque la histórica relación que en la región hasta ahora existía entre izquierdas y derechas en el campo artístico. Dicho evento reunió muchas de las personalidades más populares de hispanoamérica: el español Alejandro Sanz, los argentinos Diego Torres y Ricardo Montaner, los colombianos Carlos Vives y Juanes, los venezoalnos Carlos Baute y “El Puma” Rodríguez, los mexicanos Reik y Paulina Rubio, el dominicano Juan Luis Guerra, y el puertorriqueño Luis Fonzi, entre otros.

Hasta hace poco, la mayoría de los recitales que reunían artistas lo hacían sumando artistas cuyas ideas eran más afines a la izquierda. En particular, las izquierdas latinoamericanas se lucieron en ese papel, ofreciendo durante décadas a sus parientes de otras latitudes una estética de la revolución (inspiradas sobre todo en la siempre influyente revolución cubana), del humanismo o de la lucha por los derechos de los pueblos sometidos (pueblos indígenas o minorías negras).

Todavía hoy muchos jóvenes y no tan jóvenes guardan en su memoria o cuelgan en sus paredes las imágenes de Pablo Milanés y Silvio Rodríguez. Pero Milanés y Rodríguez no aparecen hoy en día por ningún lado. Tampoco se apareció por Venezuela la reconocida banda española de ska y punk Ska-P, quien en reiteradas ocasiones manifestó su simpatía y solidaridad con la Revolución Bolivariana.

A falta de ellos y de otros músicos reconocidos más o menos afines a la izquierda que estuvieran dispuestos a poner la cara por él, Maduro debió conformarse con unas cuantas bandas ignotas para organizar su contra recital bajo el lema Hands off Venezuela (Manos Libres en Venezuela) , que convocó a apenas unos cientos de oyentes, presuntamente víctimas del clientelismo político del régimen populista.

Y ante esto, nos preguntamos: ¿Será que la izquierda está perdiendo también esta batalla cultural, la de reunir en torno suyo a las vanguardias artísticas?

Del otro lado de la frontera, en Cúcuta, mientras tanto, se selló la alianza entre los gobiernos democráticos de la región. Allí en Cúcuta, el presidente interino Juan Guaidó se reunió con el presidente colombiano Iván Duque, el presidente paraguayo Mario Abdo, su par chileno Sebastián Piñeyra y el Secretario General de la OEA, Luis Almagro. Los músicos allí reunidos, con sus diferencias, ofrecieron sus buenos oficios para dar voz a este entendimiento entre los gobernantes y la opinión pública latinoamericana. Algunos con un discurso despolitizado y puramente humanista, pero otros con un tono militante que ni siquiera Trump se hubieran animado a darle: “Basta de dictaduras de izquierda en América Latina“, pidió “El Puma” José Luis Rodríguez, aludiendo claro además de a Venezuela, a Nicaragua y Cuba, y tal vez también a Bolivia.

Cabe mencionar que quienes quisieron deslegitimar el Venezuela Aid Live aludieron a estos artistas como “músicos comerciales”, “residentes en Miami”, en suma, ricachones que se alinean con la derecha regional porque siempre les importó más su bolsillo que las condiciones de vida de sus fans. Según la prensa de distintos países, “El Puma” y compañía expresaron bastante bien un sentido común compartido por millones de latinoamericanos respecto al cual las izquierdas de la región parecen camino a alienarse de forma cada vez más pronunciada. Con esto, se demanda una auto-crítica en la izquierda y una reconstrucción de ese sector político en una vertiente más democrática y menos populista.

Con respecto a esto último, Andrés López Obrador, Tabaré Vázquez, Evo Moráles y compañía deberían prestarle atención a lo expresado por “El Puma” Rodríguez. Porque como están las cosas ellos sin duda se encuentran en una encrucijada: si Maduro sigue avergonzando a la izquierda populista latinoamericana hambreando a su pueblo y aferrándose al poder a base de balas y plomo, o si éste pierde ante Guaidó porque sus pares latinoamericanos con afinidad ideológica no hicieron lo suficiente por ayudar a se mantenga en el poder.

*Extraído de esdepolitologos . com