Develando al enemigo ,propagando su destrucción
Una problemática ineludible en nuestra época
No hay duda de que hoy asistimos a un proceso acelerado de devastación medioambiental producto de la explotación desarrollada por siglos por la civilización y su contemporánea forma autoritariacapitalista.
Intentando salvar fuentes de poder y riqueza, el sistema de dominación y quienes lo sustentan han adquirido hoy un disfraz ecológico y echan mano a diversas estrategias de dilatación de la crisis ambiental en curso. Así, desde hace unos cuantos años hemos visto la proliferación de una “cultura ecológica” promovida desde el sistema y sus empresas, apareciendo toda una gama de “eco-empresas”, “sellos verdes” en conocidas marcas del capitalismo, y explotación de recursos naturales con criterios “amigables con el medioambiente”. Y en paralelo a estas estrategias se desarrollan ciertas políticas públicas y una creciente oferta de carreras profesionales bajo la idea del llamado “desarrollo sustentable”.
En estas estas lógicas, cuyo objetivo es afi anzar la dominación y la explotación de la Tierra, los anárquicxs/antiautoritarixs no podemos confiar ni mucho menos reforzarlas por acción u omisión en nuestro quehacer por la Liberación Total.
El capitalismo verde, las reivindicaciones ambientalistas y las luchas sin propuesta de ofensiva.
En nuestra época actual, una de las expresiones del sistema de dominación consiste en el paradigma del “capitalismo verde”, el cual, ansioso por sacar provecho de la crisis ambiental, promueve la idea de que un “consumo verde” sería una clave esencial para salvar el planeta.
Se difunde así una conciencia y prácticas supuestamente ecológicas que sirven por un lado para desarrollar y afi anzar un nuevo y lucrativo ciclo de producción y consumo, y por otro lado es utilizado para cohesionar a toda la estructura social en una “comunidad verde” cuyo elemento aglutinador pareciera ser la idea de la continuidad de la vida en la Tierra. Con esta estrategia, el dominio genera para sí mismo nuevas perspectivas de generación de riqueza, al mismo tiempo que -anteponiéndose a crisis futuras- busca profundizar su poder bajo un discurso que anule las contradicciones y confl ictos al interior de la sociedad.
Mientras esto ocurre, diversas iniciativas y luchas se levantan en contra de la devastación ambiental y sus variadas expresiones. Megaproyectos de extracción de los llamados “recursos” naturales, construcción de infraestructuras urbanas que arrasan con bosques, lagos y montañas milenarios, construcción de plantas hidro y termoeléctricas, etc., son hoy cuestionados y rechazados por luchas cada vez más masivas.
Sin embargo, muchas de estas iniciativas no rompen con la totalidad de valores y relaciones promovidas por la civilización y su expresión capitalista-autoritaria. Así, la idea antropocentrista de la Naturaleza como un “recurso” al servicio de la especie humana es un elemento recurrente en luchas ambientales que podemos ver a nuestro alrededor (HydroAysén, Alto Maipo, etc). La misma idea del “ambientalismo” tiende a reproducir la lógica de especialización y los roles pre-establecidos a la hora de luchar contra un aspecto puntual, parcial y específi co de la dominación. Bajo estas lógicas, las estructuras de poder y la existencia del Estado suelen no ser cuestionadas, sino que reforzadas a través de discursos ciudadanos y prácticas peticionistas (fi rmas ante parlamentarios, propuestas de ley, partidos ecologistas, etc.) que buscan frenar proyectos a través de la institucionalidad del orden social demandando “mayores regulaciones” hacia las empresas por parte de las autoridades. Propio de las luchas ciudadanistas es también el discurso pacifi sta que busca desmarcarse de cualquier expresión de cólera o lucha frontal materializada en la violencia y el ataque directo contra los explotadores y quienes los defi enden y protegen.
Caso aparte es el reciente florecimiento de individuxs y grupos “libertarios” y anarquistas que llaman a volver a la Tierra, denunciando las lógicas de poder presentes en la devastación ambiental y generando conciencia sobre prácticas de autosustento. Estas iniciativas son valorables, pero muchas veces carecen de una perspectiva de destrucción y ataque directo contras lxs responsables de la devastación ambiental, quedándose en la difusión de la denuncia y en darnos consejos útiles sobre prácticas ecológicas autogestionarias.
La perspectiva anárquica del ataque multiforme contra los/as verdaderos/as responsables.
Una praxis anárquica combativa debiera sin duda saber poner en evidencia que las problemáticas medioambientales son solo un aspecto de las lógicas de poder imperantes en la sociedad civilizada capitalista. En esto, los grados de responsabilidad van desde la ideología del especismo y el progreso civilizado reproducida por gran parte de la población, hasta los/as dueños/as, representantes y defensores/as de la empresas que devastan la naturaleza. Un accionar anárquico en ofensiva debe apuntar su crítica a la responsabilidad de los/as ciudadanos/as, aunque sin equiparar su responsabilidad con la de quienes forman parte de las estructuras de poder político y económico que se enriquecen con el dominio y explotación de la naturaleza. Contra estos últimos es necesario desatar prácticas de ofensiva sin contemplaciones.
La explotación de la naturaleza es entonces el resultado de estructuras sociales de poder y dominación que deben ser atacadas apuntando a su destrucción.
Un pronunciamiento anárquico sobre el tema debiera entonces comenzar por identificar claramente al enemigo llamando a atacarle, mientras en paralelo se propagan prácticas de autogestión y autonomía difundiendo y materializando la idea cortar nuestra dependencia con el sistema.
Junto a ello, es esencial asumir que toda intervención anárquica debe apuntar al desborde de cualquier lucha específica, propagando una crítica práctica radical que eche por la borda toda ilusión peticionista y democrática, apuntando en la perspectiva de la confrontación contra el poder y la propagación de nuestros valores de vida en lucha, como la libre asociación a través de la afinidad por la Liberación Total: humana, animal y de la Tierra. En esto, es tremendamente esencial y necesario actuar por nuestra propia cuenta sin esperar convocatorias o movilizaciones de otros, potenciando nuestra autonomía a través de la organización informal entre compañerxs afines.
El llamado es entonces a propagar por todos lados el antagonismo con el orden social en todas sus formas, difundiendo y practicando con propaganda y acción la idea de la destrucción total de la dominación y combatiendo toda falsa oposición contra el poder y su modo de vida autoritario, alienado y mercantil.
Tenemos a nuestro alcance la experiencia fresca de las células horizontales auto-organizadas del Frente de Liberación de la Tierra a lo largo y ancho del mundo. Tenemos en la memoria el recuerdo vivo de Remy (Francia) y todxs lxs guerrerxs que han caído en los combates contra la depredación de la civilización capitalista-autoritaria. No olvidamos que somos parte de la Naturaleza y la defenderemos atacando toda expresión de poder y mercantilización de los seres humanos, de otras especies y de la Tierra en su conjunto.
¡Que la ofensiva antiautoritaria arrase contra el capitalismo verde, sus falsos/as críticos/as y contra toda autoridad!