Kinect se vendió como parte del esfuerzo de Microsoft para quitarle un trozo de mercado de los videojuegos a una de sus principales rivales. En realidad no es algo extremadamente nuevo o revolucionario.
Consiste en un aparato con una cámara, un sensor de profundidad y micrófonos. Esto junto a su software permitiría: Reconocimiento facial, reconocimiento por voz y captura del movimiento 3D. Y pretendía ser un sustituto, otro más, a los mandos de control clásicos.
Aunque Microsoft también dijo desde un primer momento que quería extender Kinect mas allá de los videojuegos, permitiendo su uso bajo su SO estrella ,Windows. De hecho hace poco empezó a liberar laslibrerias para que cualquiera pudiera no solo realizar juegos, sino otro tipo de aplicaciones.
Obviamente las primeras ideas hacían presagiar una nueva forma de relacionarse con los dispositivos electronicos, con interfaces mas futuristas basadas en el habla, o en gestos con las manos. Algo que poco a poco va implementando.
Pero Microsoft acaba de darnos la “gran sorpresa”, al anunciar una patente con la crear un sistema de rastreo y vigilancia de la conducta de sus empleados. Por un lado a la manera clásica: que es lo que hacen en Internet, que páginas visitan, cuanto tiempo navegan en ellas, etc. Pero además, y gracias a Kinect, han conseguido dar una vuelta de tuerca más y van a introducir otra forma de monitorización: si su vestimenta es la adecuada, los gestos o movimientos que realiza, si va mucho a por café o está sentado en su ordenador.
Incluso llegará a analizar su grado de participacion en reuniones: Si es mas o menos activo, si interrumpe. Vaya, un gran hermano biométrico capaz de almacenar en sus entrañas hasta las estadísticas más peregrinas sobre nuestro comportamiento.
Es evidente que la cosa no acabará aquí, ya que desgraciadamente el potencial de esta tecnología no está solo en su hardware (relativamente barato, por cierto), sino en su software. Y seguramente poco a poco veamos como esta tecnología, y otras parecidas, se irán introduciendo en las miles y miles de cámaras de videovigilancia dando lugar a un progresivo abandono de los terminales “tontos” por cámaras más inteligentes y que gracias a la ubicuidad de Internet supondrán un paso adelante en el control de las personas. Permitiendo que aparezcan un buen número de tareas rutinarias: Rastreos personalizados, avisos de conductas “extrañas”, análisis de conversaciones, uso de Biometría generalizado. Que hasta hace muy poco, y a pesar de todos los avisos, parecían por suerte solo atribuibles a la literatura o el cine de ciencia ficción.
Y el mayor problema radica en que le estamos perdiendo el miedo y el respeto a lo que supone la privacidad. Que no solo no hay síntoma de rechazo sino que al contrario estamos cada día mas locos por pagar por el último dispositivo movil: mas rápido, mas pequeño, y con más posibilidades de intromision de nuestra vida en cualquiera de sus aspectos.
marzo 2012 – moai